Poemas



14 nov 2018

Aniversario

La idea de la casa no fue mía
¿Qué iba a ser mía?
¿De dónde iba a ser mía?

Crecí en barrios de alquiler,

Comprando helados caseros a enfermeras
Por entre las rejas de sus ventanas
(mientras probaban con su lengua cuál era el de coco
escudriñaba los dibujos en sus destendidas camas);

Saludando jóvenes abogados
Que el atardecer fijaba como momias
Mientras hablaban sobre bancos de cemento y ladrillo,
Dejando marcas de sudor,
Nalgas en paño cosido por sus madres
(Caminaban de mañana la ciudad
Buscando paredes para colgar diplomas,
Sólo el fútbol del domingo daba razones);

Escapando de tanto ángel frío, iracundo,
Que crecía al tiempo conmigo,
Marcando corredores con estelas verdes, marihuana,
Cayendo cada viernes, cada sábado,
Cometas de ojos inyectados
Con drogas que compraban robando a sus padres:
Reparadores de electrodomésticos,
Pensionados de bancos públicos,
Músicos del Guardia Presidencial;

Enamorándome perdidamente, por algunos días,
De niñas lindas que sabían simular inocencia,
Deisy, Yuceli, Diana, Adriana, Rocío,
Pero también Paola, agazapada en las esquinas
(y en mis sueños, pero de otra manera),
Y Jenny, vieja hippie, jeans cortos, piernas largas,
Sentadas ambas en el mismo tanque durante veinte años,
Aún cuando llovía,
Ambas traficantes, ambas eficaces:
Hacían de los niños hombres
Y de los hombres moscas.
Todo el barrio se perdía imaginando orgías que nunca daban.
Eran románticas,
Se habían enamorado de viejos dealers
Que partían siempre y de entrada el corazón.
Manejaban filas de novios que se turnaban
Buscando al hombre que las sacara.
Pero ellos solo querían una misma cosa.

Andamios, rejas, celadores (Justo y su bigote)
Canastas de cerveza puestas al revés,
Pólvora sin chispa, solo ruido,
Novenas interminables con sorpresitas al final
Para que los niños no nos fuéramos,
Campeonatos de baseball sin reglas,
Canchas de basketball pequeñas e inclinadas,
Huecos de golf repletos de cucarrones (bastones en palos de escoba),
Niñas juiciosas que sus padres dejaban salir un par de horas,
Entre diciembre y enero.

En ese terreno enorme, puro pasto,
Me ensucié para siempre las rodillas.

No había peligro, ningún desconocido asechaba.
Todos vigilaban al costeño pedófilo
Y los niños malandros se iban a robar al norte.
Jugábamos hasta tarde.

En ese barrio fui feliz,
Hice amigos con los que aún juego en sueños,
Tuve novias y nunca terminamos,
Algunas guardan aún los papelitos que les escribía
(a veces también se me aparecen en sueños).

Nadie tenía,
Nadie esperaba,
La pereza era una forma de acción.
Amar en los parques, pasear perritos
De vez en cuando ahogarse en alcohol
Y armar peleas sin sentido,
Sentirse vivos.

***

La idea de la casa tampoco fue de ella
¿Qué iba a ser de ella?
¿De dónde iba a ser de ella?
Corriendo en sandalias por el campo,
Nadando en un lago joya, aguas espejo de su lindo cuerpo,
Recogiendo manzanas y nueces a la medida de sus ganas,
Entre la casa de su padre, teatrero en la montaña,
Y el café du commerce del poblado de su madre, abuelos y bisabuela estrella,
En donde aún se respira el aire enrarecido de la guerra:
El bisabuelo, fusilado por los nazis,
Que intenta abrir las ventanas, pero solo crujen sus pasos.
Quedó resistiendo en la eternidad.

Ella y yo, caímos juntos,
Pensando en el futuro de nuestras hijas,
Como lo hace la publicidad.
Lo que se espera es pura trampa,
Así comenzamos una hipoteca de treinta y cinco años.
A mis setenta y cinco, barrigudo, si lo logro,
Seré dueño en otro barrio,
Colgando un delantal para no mancharme
La pulcra sudadera del domingo,
Maestro de un fuego que aprendí à lanzar
Con palitos de carbón comprado.

Tal vez el hombre de la prehistoria
También necesitaba sentir suya la caverna.

***

En eso pienso mientras camino por los bordes del lago espejo.
Atrás me siguen mis padres y mi hermana,
De visita en vacaciones, con sonrisas maliciosas.
Vamos hacia una casita de pescadores, herencia familiar lejana,
Un viejo chalet de montaña que bajaron al lago,
Pequeño y sin lujos,
El lugar más bonito del mundo
(rodeado de mansiones de jeques tristes o de nuevos y agresivos ricos rusos).

Allí descubro la sorpresa que marca mis cuarenta años:
Manon, nuestras hijas, varios amigos,
Vestidos en colores pastel,
Cantan en francés, luego en español, mi cumpleaños.
El sol, su luz, Un árbol inmenso y su sombra,
El aire limpio en el que se mueven pequeñas olas,
El profundo olor del pasto en el que nos sentamos a hablar,
Las risas mezcladas de todos, incluso los que no están,
Su contacto tan cercano (en una hamaca cuelgan muchos libros:
Bolaño, Proust, Levi-Strauss, Lautréamont, Rimbaud).

Soy feliz.
Totalmente feliz.
Nada aquí me pertenece.

24 ago 2018

Reverso

Creía estar buceando
Sobre el fondo del mar.
Sentí el viento golpear mi cara y entendí:
Son abismos
Y no sé volar.

19 jun 2018

Hilar y Olvidar

Dice una vieja,
Sin edad lo juro,
Que en la masacre de las bananeras
No cayó una sola gota de sangre.
Fue muy limpia,
Se hizo sin matar gente,
Los salarios se auto-bajaron y ya.
No hubo necesidad de economía ni ley.

Para que le explico si no me entiende.
¿Cómo diablos quiere usted
Reunir trabajadores para masacrarlos
Si son una partida de vagos
Que no salen nunca de sus casas?
¿De donde acá saca usted
Mentiras tan históricas?
Dice ella con sus ojitos
De serpiente ebria.
Y yo le creo
Y usted también.

13 abr 2018

¡AY!


A finales de 1997 recogí estos cuentos que había escrito en la universidad y los publiqué en un librito que repartí a mis amigos.

¡AY! 
Al final de la adolescencia


Una historia

En realidad solo hay una historia
La mujer posee el infinito en su interior
El hombre lo presiente aunque no lo entienda
Y se obsesiona
Lo quiere todo para él.