Poemas



19 ene 2019

You look like rain


Para César Peña

De noche,
La trece mojada.
Pasando el caño hacía el centro tuve frío,
Me sentí vivo.

Ya no iba a cambiar el marxismo,
A nadie le importaba mi versión del capítulo 10 del tomo III de El Capital,
Las novias me duraban demasiado,
Había perdido gran parte de mi audición por una infección
Que el especialista del hospital de la Javeriana trató como gripa,
Ya habían matado a Antequera, Jaramillo, Pizarro,
Cepeda vivía en mi barrio,
El futuro era una fila de hombres,
Mujeres y Niños,
Cayendo muy rápido.

Crucé la treinta y cuatro,
Y pensé en las arepas de queso que mi tío nos había comprado
Cuando habíamos pasado los exámenes para entrar al Camilo Torres.
Teníamos once años,
Las comimos alegres y voraces con mis primos.
Me quemé la lengua.
La tienda todavía estaba allí,
Cerrada.

Subí a la séptima y me fui para el centro
A ver qué pasaba.
Ya había comenzado a ahogarme en el cine.
Había visto Blue trece veces en dos semanas
Sabía que Binoche era mía,
Escribía poemas desesperados para nadie,
Y cuentos para mis amigos
Que iba a editar en la nueva impresora de la casa;
Ay, el fin de la adolescencia,
Una compilación.
También había terminado un guión de largometraje,
Escrito con Carlos Jaime y Andrés :
Los ojos más grandes no son del enemigo.
Ya sabía que nunca iba a rodarlo.

Comencé entonces, mientras caminaba,
a imaginarme una serie de cortos sobre Bogotá,
Como una transformación visual (y muy lejana) de Los Dublineses.
Quería hablar de toda la gente que cruzaba sin conocer,
Pedazos de historias sin principio ni fin :
Quién sabe lo que le pasó al indigente que robó el espejo,
De dónde salió el policía que lo persiguió,
Quien era el conductor que se bajó,
Qué pensaba su amante y porqué se escondió,
Qué significaba el gesto del chofer del bus que se estancó,
Qué pensaba cada uno de sus pasajeros.

Y dónde estaría yo
Cuando el capítulo 10 del tomo III de El Capital ya no importara.

Llegué a la diecinueve sin saber cómo.
Estaba tan seguro de que esos cortos si los iba a rodar
Que les puse nombre antes de escribirlos: Bogotanadas.
Acabaron por llamarse Quitar el Polvo que Siempre Cae
¡Hágame el favor!
La casa de producción que fundamos con César y Ximena para hacerlos
Se llamaría CinÉxito.

Bajé a la Musiteca,
Estaba abierta.
Pregunté por ese grupo extraño, canadiense pensaba (pero estaba equivocado). 
No me acordaba bien de su nombre
Y me puse a describirlo como pude.
Lo había escuchado en la emisora de la Javeriana
(dan para escuchar y quitan la oreja).
No sé cómo lo logró el vendedor.
No era el primero en pasar a preguntarlo.
Me hizo escucharlo
Y comencé a volar.

Aún no he parado.

Era Morphine.
Ya no sé si
Cure for pain,
Good,
Yes,
O Like Swiming.
Pero sonaban a Bogotá.

Unos días antes de coger el avión para irme del país
Organicé una fiesta con mis amigos.
Me quedé viendo mi pequeña y querida colección de CDs
Y me dije que no podría llevármelos.
Los vendí regalados.
No me quedé con ninguno.

Me demoré mucho en volverlos a escuchar.

Cuando llegué a Bélgica a estudiar cine
Me fui al festival de Dour el día en que Morphine iba a tocar.
Estaba feliz.
Ansioso.

Pero me quedé con las ganas.
Alguien anunció al micrófono :
Mark Sandman murió ayer
Sobre la tarima de un concierto en Roma.

Uno si es de malas, pensé.

Que güeva es uno, a veces.
Todavia cuando los oigo
Salto los charcos de mi ciudad.